
Vista del municipio de Nuevo Baztán. EFE
Este es el peor pueblo para vivir cerca de Madrid, según la IA: “Tráfico crónico, urbanismo disperso y falta de conexión”
Este municipio, un entorno natural con viviendas con jardín, se encuentra a 50 kilómetros de la capital, sufre de varios problemas.
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En la Comunidad de Madrid, donde cada vez más familias optan por alejarse del centro en busca de una vida más tranquila, algunos municipios del sureste prometen espacio, silencio y precios algo más asequibles. Pero esa promesa, en ciertos casos, se topa con una realidad compleja.
A solo 50 kilómetros de Madrid, hay un municipio que si bien cumple las condiciones de aquellos que quieren no vivir en el centro, enfrenta graves problemas de urbanismo desordenado, tráfico crónico y una carencia de transporte público que convierte la vida diaria en un desafío.
Uno de esos ejemplos es Nuevo Baztán, una localidad cuya imagen de entorno natural y viviendas con jardín se ve lastrada por problemas estructurales que afectan al día a día de sus habitantes. A juicio de la inteligencia artificial, es uno de los peores pueblos del área metropolitana madrileña para vivir, y los motivos no son pocos.
Una red urbana fragmentada
Buena parte de los habitantes de Nuevo Baztán no residen en el casco histórico fundado por Juan de Goyeneche, sino en urbanizaciones como Eurovillas, Monteacevedo o Las Villas, levantadas entre los años 70 y 90. Estas zonas, aunque tranquilas, están muy alejadas unas de otras y del núcleo principal, lo que dificulta el acceso a servicios básicos.
La dispersión urbana y la falta de planificación han generado calles sin aceras, alumbrado deficiente y grandes distancias para ir a pie a cualquier sitio. La movilidad interna depende casi exclusivamente del coche, una circunstancia que condiciona especialmente a personas mayores y familias con hijos.
Nuevo Baztán no cuenta con estación de tren, y las conexiones en autobús con Madrid son limitadas. La línea interurbana 261 enlaza el municipio con la capital, pero con frecuencias que muchos vecinos consideran insuficientes para un desplazamiento diario eficiente.
Esto convierte al coche en la única opción viable para acudir al trabajo, al médico o al instituto, lo que, a su vez, genera problemas de tráfico en los accesos y un aislamiento creciente de quienes no disponen de vehículo.
Servicios que no llegan a todos
El municipio dispone de un centro de salud principal, sin hospital, y algunos servicios públicos no logran cubrir de forma adecuada la demanda de las urbanizaciones, según reconocen los propios residentes en distintas plataformas y asociaciones vecinales. Las escuelas existentes cubren parte de la demanda local, pero algunas familias optan por llevar a sus hijos a colegios en municipios cercanos.
Además, el mantenimiento de espacios públicos, el alumbrado y el asfaltado son motivo recurrente de quejas, especialmente en zonas más alejadas del casco urbano. La sensación de “dos velocidades” entre el centro y las urbanizaciones ha calado en parte del vecindario.
Problemas de seguridad
En los últimos años se han producido robos en viviendas situadas en urbanizaciones como Eurovillas, lo que ha provocado la preocupación de los vecinos y demandas de mayor presencia policial. Aunque las cifras globales no indican un repunte generalizado, sí se detecta una sensación de inseguridad en las zonas más despobladas y con difícil acceso.
Al aislamiento físico se suma una cierta fractura social entre residentes antiguos del núcleo histórico y pobladores de urbanizaciones más recientes, donde los servicios tardan más en llegar y donde la participación comunitaria es menor.