Pues no, en el PSOE de Pedro Sánchez Pérez-Castejón no queda atisbo de ética ni de dignidad, ni siquiera de partido constitucional y democrático.
Dejó de serlo cuando el vitriólico José Luis Rodríguez Zapatero ordenó, y Sánchez acató y profundizó, volver al guerracivilismo, orillar y no pactar con ningún partido constitucionalista a la derecha del PSOE, pero sí con independentistas, fueran de extrema derecha, xenófobos y racistas; de centro, de izquierda, de extrema izquierda o filo terrorista.
En el 41 Congreso Federal, celebrado en Sevilla este fin de semana, Sánchez, el “cinismo hecho imagen”, ha reforzado su poder absoluto bajo la consigna de resistir a cualquier precio y dejar todo como está. Aprovechará los congresos regionales que se oficiarán en las próximas semanas para laminar a los díscolos que sobreviven y anclar al PSOE en una organización mimética de perfil sectario, tan dañino para la democracia y para la necesaria convivencia y alternancia en el Gobierno de la Nación.
Ni en la Comisión Ética de Garantías, ni en la Comisión Ejecutiva Federal (que ha pasado de 49 a 54, al incluir a los líderes provinciales afines) ha habido un solo miembro capaz de plantar cara a Sánchez y salvar del albañal a un partido necesario para la gobernanza de España y sus instituciones. La declaración ante la Audiencia Nacional del imputado Víctor de Aldama, “nexo corruptor de la trama” del “caso Koldo”, contra “el puto amo”, varios miembros de su Gobierno y altos cargos del PSOE, ha sido el pegamento que ha soldado las filas del mitómano para lo que tenga a bien seguir ordenando desde el pudridero de La Moncloa.
En el congreso sevillano han sobrado autocomplacencia, anfibología y marketing y publicidad comercial, y faltado debate interno. Todo lo completará entre sectarios el jefe de la secta porque no en vano controla el Gobierno, el grupo parlamentario, el partido y las instituciones públicas y de Estado de las que se ha apropiado y en las que ha colocado a amigos y aliados de los que solo le interesa la fidelidad, sin importarle el mérito y la capacidad. Estos mecanismos serviles que tanto han arraigado en el actual PSOE, hasta el punto de abducir a personas con carreras profesionales intachables que las han arrojado al precipicio, son los que explican que el clan haya hecho oídos sordos a las acusaciones, continúe mirando para otro lado y vocee ronco que todo es fango, bulos y desinformación, mientras la corrupción crece hasta ser de Estado y el poder ejecutivo deviene en dictatorial y genera cleptocracia, como nos ha recordado Félix de Azua.
El relato y el epílogo de los escándalos de corrupción que afectan a Sánchez, a su esposa, a su hermano, a parte de sus Gobiernos y a la bóveda de su partido, lo redactarán los tribunales de una Justicia independiente, después de que la prensa libre siga escribiendo el prólogo y el primer capítulo de la biografía de un mentiroso compulsivo que llegó al poder a lomos de engaños y sigue cabalgando en ellos y llenando las alforjas de traiciones y deshonra. ¿Hay algo más perverso que constatar que el partido político que perdió las elecciones pactase en el extranjero la investidura de su candidato con una persona fugada de la justicia española por haber propiciado un golpe der Estado?