Hoy, la pena de muerte está abolida,
un signo de país civilizado.
Incluso el asesino más malvado,
goza también del derecho a la vida.
Y, sin embargo, a menudo se olvida
que está, a pena de muerte, condenado,
doblemente invadido hoy, un Estado:
cada vez, nuestra España, más vendida.
Debemos acusar de criminales
a políticos que hoy nos arrebatan
Leyes y Justicia en sus Tribunales;
la verdad, con sus bulos, también matan;
pierden la vida derechos sociales.
¡Son tantos los que aún no se percatan!
A pesar de sus trampas y atropellos,
mucha gente, engañada, está con ellos.