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Si alguna vez has fantaseado con cruzarte cara a cara con un gorila en la selva, lo primero que notarías no sería su imponente tamaño, sino su mirada inteligente y ese aire de “aquí mando yo, pero con cariño”.
Y es que, aunque pesan más que una moto y podrían arrancar una rama de un árbol como quien pela un plátano, los gorilas son criaturas tan pacíficas como fascinantes.
Sin embargo, tras ese semblante tranquilo se esconde una realidad mucho menos amable: estos grandes simios están seriamente amenazados.
Entre selfies en redes sociales, leyendas urbanas y alguna que otra película de Hollywood poco rigurosa, se ha extendido la imagen de que el gorila es un peligro para el ser humano.
Pero la realidad es muy distinta: el verdadero peligro lo corren ellos.
Una especie al borde
Actualmente existen dos especies principales de gorilas: el gorila occidental (Gorilla gorilla) y el gorila oriental (Gorilla beringei). Ambas figuran en la categoría de “En peligro crítico de extinción” según la UICN. Es decir, están en la cuerda floja y cada día cuentan menos ejemplares entre sus filas.
Las amenazas a las que se enfrentan estos animales son múltiples, pero destacan algunas por encima del resto:
- Caza furtiva: La presión sobre los gorilas es brutal. A pesar de estar protegidos por la ley, su carne sigue siendo consumida ilegalmente y caen víctimas de trampas destinadas a otros animales. Además, la exposición mediática ha incentivado el tráfico ilegal con fines exóticos o como símbolo de estatus.
- Destrucción de hábitat: La tala indiscriminada de bosques para agricultura o minería deja a los gorilas sin refugio ni alimento. Las nuevas rutas abiertas por estas actividades facilitan aún más el acceso a los cazadores furtivos.
- Enfermedades: Los virus importados por humanos han arrasado poblaciones enteras. El ébola, por ejemplo, llegó a exterminar hasta el 75% de algunos grupos en apenas unos años.
- Conflictos armados: En regiones donde viven los gorilas, la guerra y los desplazamientos humanos les afectan directa e indirectamente.
El resultado es desolador: hoy en día sobreviven menos de 1.000 gorilas de montaña en estado salvaje, y aunque las cifras pueden variar según los últimos censos, todos coinciden en que sus poblaciones siguen bajando peligrosamente.
¿De verdad son peligrosos para nosotros?
Ahora bien, ¿debemos temer a estos colosos peludos? La respuesta corta es no. Los gorilas son animales tranquilos, vegetarianos y rehúyen el conflicto con humanos siempre que pueden. Los incidentes registrados suelen producirse cuando se sienten acorralados o amenazados; en libertad prefieren ignorarnos o alejarse si notan nuestra presencia.
Lejos del estereotipo de bestia enfurecida, suelen mostrar una conducta sorprendentemente pacífica e incluso tímida. Los expertos aseguran que visitar a un grupo habituado puede ser una experiencia inolvidable… siempre respetando sus normas y espacio vital.
Eso sí: un gorila defendiendo a su familia no dudará en imponerse si ve peligro para los suyos. Pero eso mismo haría cualquier madre en el parque infantil cuando alguien se acerca demasiado a su hijo.
Amor gorila: madres insuperables
Hablar de gorilas es hablar también del “amor madre”, porque si hay algo verdaderamente conmovedor en estos animales es su dedicación maternal. Las hembras son auténticas expertas en criar a sus crías:
- Protección continua: Durante los primeros años, la cría nunca está lejos del regazo materno.
- Juego e instrucción: Aprenden a buscar comida o trepar gracias al ejemplo materno.
- Socialización: La madre enseña al pequeño las reglas del grupo y cómo relacionarse con otros miembros.
- Vínculo emocional: El contacto físico —abrazos, caricias y miradas— forma parte esencial del desarrollo del pequeño.
El papel del macho dominante también es relevante: aunque no cría directamente, protege al grupo (y sobre todo a las crías) frente a amenazas externas.
¿Qué se está haciendo para salvarlos?
La situación es crítica pero no desesperada. Existen proyectos internacionales de conservación que han logrado pequeños milagros:
- Patrullas anti-furtivos vigilando reservas naturales.
- Educación ambiental para comunidades locales.
- Turismo responsable como fuente alternativa de ingresos.
- Campañas globales para restringir el comercio ilegal y frenar la destrucción del hábitat.
A pesar del esfuerzo conjunto —y algún que otro rayo de esperanza tras recientes censos positivos— queda mucho camino por recorrer.
Curiosidades para sorprenderse (y quererlos aún más)
Para terminar con una sonrisa, aquí van algunos datos poco conocidos sobre estos primates:
- Los gorilas comparten cerca del 98% de su ADN con los humanos.
- Son capaces de usar herramientas sencillas para conseguir alimento o protegerse.
- Su estructura social recuerda mucho a la humana: existen líderes carismáticos, “abuelas sabias” e incluso disputas familiares.
- El “golpeo en el pecho” típico no siempre significa agresión; muchas veces es solo una forma de comunicarse o presumir ante sus congéneres.
- Pese a su aspecto robusto, tienen una dieta casi exclusivamente vegetariana basada en hojas, tallos y frutas.
La próxima vez que pienses en estos gigantes peludos, recuerda: bajo esa montaña de músculo late un corazón tierno… ¡y una madre capaz de cualquier cosa por proteger a los suyos!