La reactivación de la guerra comercial por parte de Donald Trump ha encendido todas las alarmas en los mercados internacionales.
El anuncio de la imposición de aranceles “recíprocos” a decenas de países, junto con un calendario que acelera la entrada en vigor de nuevos gravámenes, marca un punto crítico en la política económica exterior de Estados Unidos.
El movimiento afecta no solo a rivales como China, sino también a tradicionales aliados, como Canadá, México y la Unión Europea.
En las últimas horas, la Casa Blanca confirmó que, desde el 5 de abril de 2025, se aplica un arancel general del 10% sobre todas las importaciones, justificado bajo la autoridad de emergencia económica (IEEPA) y con el argumento de combatir los persistentes déficits comerciales estadounidenses.
Pero el golpe más fuerte llega con los “aranceles recíprocos” a partir del 9 de abril, especialmente duros para los países con los que EE UU mantiene mayores déficits comerciales.
La medida es solo el primer paso de una batería de acciones que podrían escalar en las próximas semanas.
Escalada inmediata: impactos y reacciones
La aplicación de estos nuevos aranceles no solo es una cuestión económica, sino también política. Trump ha defendido su decisión como necesaria para “igualar las condiciones” y proteger la seguridad nacional. Sin embargo, los socios comerciales han respondido con contundencia.
- China ha sido el país más castigado: primero con un 34% adicional sobre sus productos, luego con subidas sucesivas hasta alcanzar el 104% y amenazas de llegar incluso al 145%.
- La respuesta china ha sido inmediata: Pekín impone contramedidas del 34% a productos estadounidenses y restringe exportaciones estratégicas, advirtiendo que “luchará hasta el final” si EE UU sigue escalando.
- Canadá y México han anunciado represalias proporcionales tras ser incluidos en las nuevas listas arancelarias, aunque Washington ha concedido exenciones puntuales para algunos sectores críticos, como el automovilístico.
- La Unión Europea lamenta la vuelta a una política de bloques y amenaza con contraataques firmes pero ajustados al marco de la OMC, defendiendo su papel como aliado estratégico pero dejando claro que protegerá sus intereses económicos.
Razones detrás del giro proteccionista
El argumento central del gobierno estadounidense es reducir el déficit comercial y revitalizar la industria nacional. Según la Casa Blanca, el desequilibrio comercial ha “vaciado” la base industrial del país y generado dependencia exterior en sectores críticos. Por ello:
- Se invocan motivos de seguridad nacional para blindar cadenas de suministro estratégicas.
- Se busca presionar a los países que aplican políticas consideradas desleales o manipulan sus divisas.
- Se pretende generar ingresos adicionales: solo los nuevos aranceles podrían reportar hasta 1,6 billones de dólares netos al Tesoro estadounidense.
Sin embargo, el coste real puede ser mucho mayor si se tienen en cuenta las represalias y el encarecimiento para consumidores y empresas nacionales.
¿Quién paga la factura? Efectos económicos inmediatos
Las consecuencias ya se están notando:
- El coste de productos importados sube rápidamente en EE UU: desde materiales básicos como acero o aluminio (ahora gravados al 25%), hasta bienes de consumo y maquinaria.
- Los mercados bursátiles reaccionan con volatilidad tras cada anuncio. El miedo a un ciclo prolongado de medidas y contramedidas erosiona la confianza inversora.
- Grandes empresas estadounidenses alertan sobre riesgos para sus cadenas globales y temen una pérdida acelerada de competitividad frente a otros bloques comerciales.
- Los consumidores enfrentan inflación por el aumento directo e indirecto de precios.
- Sectores dependientes del comercio exterior —como agricultura, automoción o tecnología— son especialmente vulnerables a las represalias extranjeras.
A continuación, un resumen del nuevo panorama arancelario impulsado por Washington:
País / Región | Arancel EE UU | Respuesta anunciada |
---|---|---|
China | Hasta 145% | Contramedidas del 34%, restricciones a exportaciones |
Unión Europea | Desde 20% | Evaluación de medidas espejo ajustadas a OMC |
Canadá | 25% (algunos productos) | Represalias progresivas sobre bienes estadounidenses |
México | 25% | Amenaza con nuevos aranceles selectivos |
Corea del Sur/Japón | 24%-25% | Pendiente |
Un escenario global cada vez más fragmentado
El retorno al proteccionismo estadounidense tiene repercusiones mucho más allá del comercio bilateral. Se acelera así una tendencia iniciada años atrás: cuestionamiento del multilateralismo y fragmentación del orden económico global. El impacto es claro:
- Se debilitan organismos internacionales como la OMC.
- Se intensifican las alianzas regionales alternativas (Asia-Pacífico, Mercosur).
- El riesgo para cadenas globales es elevado: cada nuevo arancel obliga a rediseñar rutas logísticas e incrementa costes estructurales.
Además, muchos analistas coinciden en que esta dinámica erosiona los cimientos mismos sobre los que se construyó la globalización posguerra. La incertidumbre se instala tanto en grandes empresas multinacionales como en pymes exportadoras.
¿Qué podemos esperar?
Por ahora, Trump mantiene firme su discurso: solo retirará los nuevos aranceles cuando considere resuelta la “amenaza” que representa el déficit comercial o reciba compromisos claros por parte de sus socios. Mientras tanto:
- Las negociaciones bilaterales se intensifican entre amenazas cruzadas.
- Las economías emergentes buscan refugio diversificando mercados.
- Europa apela al diálogo pero prepara su arsenal legal y comercial.
No hay señales claras de desescalada inmediata. Cada movimiento genera réplicas rápidas e imprevisibles. Y lo cierto es que consumidores y empresas —a ambos lados del Atlántico— serán quienes paguen la factura final si no se recupera pronto un mínimo consenso internacional.