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Este miércoles, 23 de abril de 2025, Elon Musk ha anunciado un giro estratégico clave: reducirá de forma drástica su implicación en el controvertido Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) impulsado por la administración Trump, tras un trimestre negro para Tesla. En un contexto donde los beneficios han caído un 71% y las acciones han perdido más de la mitad de su valor desde diciembre, el empresario busca retomar el control y calmar a los mercados.
Una presión insostenible sobre Musk y Tesla
En los últimos meses, Musk ha dedicado buena parte de su agenda a coordinar iniciativas del DOGE. Este organismo, creado bajo la presidencia de Donald Trump, ha impulsado recortes presupuestarios masivos y despidos en el sector público estadounidense. La presencia visible de Musk en estas políticas ha generado un fuerte rechazo social y preocupación entre los inversores:
- El DOGE ha implementado el despido de decenas de miles de empleados federales.
- Ha promovido el uso intensivo de datos personales de contribuyentes.
- El rechazo a estas medidas ha deteriorado notablemente la imagen pública tanto del propio Musk como de Tesla.
Los analistas advierten que la asociación con DOGE puede reducir entre un 15% y 20% la demanda permanente de vehículos Tesla. Muchos consumidores rechazan abiertamente la figura del empresario por su vinculación con Trump y sus políticas.
El desplome financiero acelera la decisión
La situación financiera no deja margen para la duda. En el primer trimestre del año, los beneficios de Tesla se han desplomado un 71%. Desde diciembre, las acciones han caído hasta un 53%, tras una subida efímera asociada a expectativas favorables por la relación con el nuevo gobierno estadounidense.
Este contexto ha llevado a inversores y analistas a exigir a Musk que “recupere su papel al frente” y deje en un segundo plano su implicación política. Durante una llamada con analistas celebrada este martes, Musk admitió: “Creo que probablemente a partir del próximo mes, mayo, mi tiempo dedicado a DOGE disminuirá significativamente”. El propio CEO reconoció que planea dedicar solo “uno o dos días a la semana” al programa gubernamental y centrarse “mucho más” en Tesla para revertir la caída.
Las razones detrás del cambio
Esta decisión no supone una ruptura total con Trump ni con DOGE. Musk justificó su continuidad parcial argumentando que “sin él, el mandato presidencial seguiría hundido en la corrupción”. Sin embargo, insistió en que debe dedicar más tiempo a Tesla: “Tendré que seguir haciéndolo durante el resto del mandato del presidente, solo para asegurarme de que el despilfarro y el fraude que hemos detenido no vuelvan con fuerza, cosa que harán si tienen la oportunidad”.
Mientras tanto, las acciones de Tesla reaccionaron positivamente al anuncio: subieron hasta un 7,8% tras el cierre bursátil. No obstante, los expertos siguen escépticos ante las predicciones de crecimiento fallido para este año.
Reacciones en cascada: inversores y entorno político
- Inversores institucionales enviaron preguntas previas al informe trimestral pidiendo expresamente que Musk redujera su participación política.
- Se le exige mayor dedicación en ingeniería y desarrollo dentro de Tesla.
- Algunos incluso dudan si volverá a liderar Tesla “a tiempo completo”.
Desde el entorno político, las tensiones han aumentado tras varios enfrentamientos entre Musk y miembros destacados del gabinete presidencial estadounidense. Hay quien interpreta este movimiento como una señal clara para distanciarse parcialmente del gobierno sin romper puentes por completo.
El futuro inmediato: menos política, más tecnología
El anuncio marca un punto de inflexión en la gestión empresarial y mediática de Elon Musk. En los próximos meses:
- Se espera que Musk retome protagonismo público como CEO técnico y visionario.
- Analistas anticipan cambios internos en Tesla para recuperar cuota de mercado.
- El debate sobre la conveniencia o no de mezclar liderazgo empresarial con activismo político sigue abierto.
El futuro próximo exigirá resultados claros para convencer a los accionistas más allá del gesto simbólico. La compañía necesita estabilizar sus ventas ante una demanda menguante y reorientar sus prioridades hacia la innovación tecnológica.
Hoy, 23 de abril de 2025, queda patente que incluso los líderes más carismáticos deben responder ante el mercado cuando los números no acompañan. La presión inversora ha obligado a Musk a elegir entre política e industria. Por ahora, parece haber optado por lo segundo, aunque las ramificaciones políticas seguirán presentes hasta final del mandato actual. La evolución futura dependerá tanto del rumbo económico global como del propio pulso entre poder político y empresarial.
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