Mario Vargas Llosa: Un venezolanismo profundo y literario

Mario Vargas Llosa, gigante de las letras latinoamericanas, no solo ha dejado una huella imborrable en la literatura mundial, sino que también cultivó una relación singular y profunda con Venezuela.

Mario Vargas Llosa: Un venezolanismo profundo y literario

Esta conexión, tejida con hilos de premios literarios, convicciones políticas y lazos personales, lo convirtió en una figura entrañable para muchos venezolanos.

El 4 de agosto de 1967, cuando aún el país, y especialmente Caracas, se sobreponía a las ruinas dejadas por el terremoto que lo había estremecido, Mario Vargas Llosa fue laureado con el prestigioso Premio Rómulo Gallegos por su novela «La casa verde«. Este no fue un galardón más en su carrera; fue el primero que recibió directamente de manos del propio Rómulo Gallegos, el venerado expresidente y escritor venezolano.

Este momento trascendental no solo catapultó su fama, sino que también marcó un punto de inflexión en su trayectoria política. Después se sumaron otros prestigiosos laureles como el Premio Nobel de Literatura, el Príncipe de Asturias, el Cervantes y, en medio de tan comentados homenajes, fue incorporado a la Real Academia de la Lengua Española. El premio “Rómulo Gallegos” y el contexto político de la época fueron la antesala de su ruptura con Fidel Castro, que se concretaría en 1971 tras el encarcelamiento de Heberto Padilla. El reconocimiento en Venezuela consolidó su estatus como una de las figuras centrales del «Boom» latinoamericano y selló su vínculo con un país que siempre valoró su genio literario.

Cada vez que tenía la fortuna de interactuar en eventos con este ilustre peruano, no faltaban sus evocaciones por Caracas, confesando su afecto por la “ciudad de los techos rojos”, guardando en la memoria de su corazón agradecido, la cordialidad que encontró siempre en Venezuela, país con el que tenía una deuda eterna. Por eso exclamaba que “la única manera como puedo pagar esa deuda es siendo, en la medida de mis fuerzas, más fiel, más leal, a esta vocación de escritor que nunca sospeché me depararía una satisfacción tan grande como la de hoy”.

Más allá de los premios, Mario Vargas Llosa se erigió como un firme defensor de los derechos humanos en Venezuela. Su voz resonó con fuerza en la crítica al autoritarismo, especialmente durante los regímenes de Hugo Chávez y Nicolás Maduro. No dudó en alzar su voz en favor de los presos políticos y en defensa de los valores democrático.

Las obras de Vargas Llosa, caracterizadas por su narrativa rica y su profunda reflexión sobre la libertad, constituyen un legado literario perdurable. Títulos como «La casa verde», «Conversación en la catedral» y «La fiesta del chivo». exploran temas de poder, libertad y resistencia, dejando una marca indeleble en la literatura universal. Su voz, siempre enérgica en la defensa de la democracia, seguirá resonando a nivel global. Su influencia en los debates políticos, especialmente en lo que respecta a Venezuela, es innegable. Mario Vargas Llosa, el escritor y el hombre comprometido, seguirá siendo un referente en la lucha por la libertad y los valores democráticos.

Mario Vargas Llosa, mantuvo una relación compleja y a menudo tensa con Venezuela. Sus visitas al país estuvieron marcadas tanto por momentos de cálida acogida como por polémicas y enfrentamientos políticos. Más allá de su obra literaria, su figura se convirtio en un símbolo de la lucha por la democracia y la libertad de expresión en la región, lo que lo llevo a chocar repetidamente con el régimen venezolano. Uno de los episodios más recordados y comentados fue el frustrado debate con el entonces presidente Hugo Chávez. En 2009, durante una visita a nuestro país, Mario Vargas Llosa expresó fuertes críticas al régimen de Chávez, calificándolo de autoritario y populista. Chávez, conocido por su retórica incendiaria y su afición a los debates públicos, respondió desafiando al escritor a un encuentro televisado. El debate fue anunciado con bombos y platillos, generando gran expectativa tanto dentro como fuera de Venezuela. Sin embargo, a medida que se acercaba la fecha, el ambiente se fue enrareciendo. Los representantes que Chávez había designado para coordinar el debate, comenzaron a poner trabas y condiciones, mientras que Mario Vargas Llosa insistía en un debate abierto y sin censura. Finalmente, Chávez canceló el encuentro, dejando a muchos con la sensación de que había evitado un enfrentamiento que podría haberle resultado incómodo.

Este episodio no solo tensó aún más las relaciones entre Mario Vargas Llosa y el régimen venezolano, sino que también se convirtió en un símbolo de la polarización política que vivía el país. Para muchos, el debate frustrado representaba la imposibilidad de un diálogo constructivo entre posturas ideológicas opuestas.

En una de sus visitas, durante un foro sobre libertad de prensa, Mario Vargas Llosa relató una anécdota sobre un taxista que le había expresado su preocupación por la creciente censura en los medios de comunicación. Este encuentro, aparentemente trivial, le sirvió al escritor para ilustrar la situación de vulnerabilidad en la que se encontraban muchos venezolanos que no se atrevían a expresar públicamente sus opiniones. En otra ocasión, Vargas Llosa visitó la Universidad Central de Venezuela, donde fue recibido con honores por estudiantes y profesores. Durante su discurso, habló sobre la importancia de la educación y la cultura como herramientas para construir una sociedad libre y democrática. Sus palabras resonaron en el auditorio, generando un debate apasionado sobre el papel de los intelectuales en la vida política del país.

La relación de Mario Vargas Llosa con Venezuela es un reflejo de las tensiones políticas y sociales que han marcado la historia reciente del país. Sus críticas al régimen venezolano le valieron tanto el apoyo de quienes comparten su visión como el rechazo de quienes lo consideraban un enemigo ideológico. Más allá de las polémicas, el legado de Vargas Llosa en Venezuela es el de un escritor comprometido, a tiempo completo, con la defensa de la libertad y la democracia. Sus visitas y sus palabras han dejado una huella imborrable en la memoria de muchos venezolanos, que ven en él un referente moral y un aliado en su lucha por un futuro mejor.

En reconocimiento a su compromiso con la causa democrática venezolana, tuve el honor de condecorarlo en mi condición de Alcalde Metropolitano de Caracas, otorgándole el título de “Ciudadano Ejemplar”, en esa oportunidad, con la mayor franqueza, me atreví a calificarlo como «el peruano más venezolano». Esta distinción buscaba resaltar su profunda conexión personal con el país y su incansable lucha por la libertad.

@Alcaldeledezma

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA
Autor

Paul Monzón

Redactor de viajes de Periodista Digital desde sus orígenes. Actual editor del suplemento Travellers.

Lo más leído