El presidente de EEUU aparca sus críticas a la UE tras reunirse con su "amiga" y augura un pacto arancelario "al 100%"

Meloni asume el papel de ‘voz’ de Europa ante Trump, mientras Sánchez peregrina a Marruecos después de haberlo hecho a China

Una política exterior “ramplona”: alianzas de Sánchez con dictadores y autócratas

Meloni vs Sánchez
Meloni vs Sánchez. PD

Éxito sin paliativos de la italiana Giorgia Meloni.

Tras reunirse con su ‘amigo’ Donald Trump en la Casa Blanca, el presidente de EEUU aparca sus críticas a la UE y augura un pacto arancelario «al 100%»

Trump rebaja su tono respecto a Europa, dice que «la semana que viene» firmará el acuerdo sobre extracción de minerales con Ucrania y que en un mes alcanzará un trato con China.

Este viernes, 18 de abril de 2025, el tablero internacional europeo se mueve entre dos polos: por un lado, el liderazgo de Meloni como interlocutora privilegiada de Europa ante un imprevisible Trump; por otro, la estrategia del Gobierno Sánchez, que reafirma su alineamiento con Marruecos en pleno Jueves Santo, tras su reciente acercamiento a China.

Las palabras clave —Meloni, Trump, Sánchez, Marruecos y política exterior— marcan las coordenadas de un pulso diplomático que revela no solo diferencias tácticas, sino también profundas grietas ideológicas sobre el papel que debe jugar Europa en el mundo.

La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, ha dado un paso al frente al convertirse en la primera líder europea recibida en la Casa Blanca desde el retorno de Donald Trump.

La reunión ha tenido lugar en un contexto marcado por amenazas de guerra comercial contra la UE y tensiones migratorias.

Meloni ha buscado afianzar su perfil como mediadora entre Europa y Estados Unidos, presentando a Italia como socio leal y apostando por aumentar el gasto en defensa para alinearse con las exigencias de la OTAN y del propio Trump.

Trump ha elogiado abiertamente a Meloni durante su encuentro en el Despacho Oval, subrayando que “Europa ha sufrido mucho por la inmigración” y ensalzando su gestión al frente del gobierno italiano. La líder italiana ha aprovechado para reivindicar la solidez de las relaciones bilaterales y ha destacado la necesidad de incrementar las importaciones de gas natural licuado desde Estados Unidos.

En materia de defensa, Meloni ha reiterado su compromiso con el objetivo del 2% del PIB exigido por la Alianza Atlántica.

Este movimiento sitúa a Italia —y a Meloni— como interlocutor preferente ante Washington, desplazando a otras potencias europeas tradicionales y evidenciando una cierta fragmentación interna en la UE sobre cómo encarar el reto estadounidense.

 

Sánchez en Rabat: sumisión diplomática

Mientras tanto, Pedro Sánchez y su ministro de Exteriores, José Manuel Albares, han protagonizado una nueva escenificación del giro histórico en la política exterior española respecto al Sáhara Occidental.

La visita por sorpresa a Madrid del ministro de Exteriores marroquí, Nasser Bourita, y la inmediata reafirmación de Sánchez del respaldo de España a su plan de autonomía para el Sáhara no es un gesto diplomático menor: es otro peldaño en una escalera de cesiones opacas, unilaterales y profundamente lesivas para los intereses nacionales.

En plena Semana Santa y casi por sorpresa, Albares se reunió este jueves con su homólogo marroquí, Nasser Bourita, para celebrar “el mejor momento histórico” entre ambos países y reafirmar públicamente el apoyo español al plan marroquí de autonomía para el Sáhara.

Esta estrategia no es nueva; responde a una hoja de ruta iniciada tras la carta enviada por Sánchez al rey Mohamed VI en 2022, que supuso un vuelco respecto a la tradicional postura española —neutralidad activa y defensa del derecho internacional— para abrazar abiertamente las tesis de Rabat.

El Gobierno español justifica este viraje por los resultados tangibles: control migratorio reforzado (un 5% menos de llegadas irregulares), apertura parcial de aduanas comerciales en Ceuta y Melilla y un récord histórico en intercambios comerciales —casi 23.000 millones de euros en 2024—.

Sin embargo, esta política ha provocado profundas divisiones internas.

Los socios minoritarios del Ejecutivo —Sumar y Podemos— acusan al PSOE de traicionar los derechos humanos y sacrificar los principios fundacionales del partido. Desde sectores saharauis se tilda a Albares de “hipócrita” por defender derechos humanos mientras apoya activamente la anexión marroquí del Sáhara.

Una política exterior “ramplona”: alianzas con dictadores y autócratas

El viaje sorpresa a Rabat llega días después de la visita oficial del presidente Sánchez a China para reunirse con Xi Jinping. Esta secuencia diplomática evidencia un patrón: el Gobierno español parece buscar protagonismo internacional alineándose con potencias o regímenes marcados por prácticas autoritarias o dudoso respeto a los derechos humanos.

  • El respaldo explícito al plan marroquí sobre el Sáhara coincide con el refuerzo internacional que busca Marruecos tras recibir apoyo renovado desde Washington bajo la Administración Trump.
  • El encuentro reciente con Xi Jinping se interpreta como un intento pragmático por diversificar apoyos internacionales ante el distanciamiento evidente con Estados Unidos y ciertos socios europeos tradicionales.

Esta aproximación genera recelos tanto dentro como fuera del país. Los críticos acusan a Sánchez de practicar una política exterior “ramplona”, centrada más en asegurar réditos inmediatos (control migratorio, acuerdos comerciales) que en mantener principios sólidos o liderar iniciativas basadas en valores democráticos. La falta de transparencia —impidiendo preguntas a periodistas españoles tras las reuniones clave— aumenta las sospechas sobre los verdaderos intereses detrás de estos movimientos.

Contraste europeo: Meloni versus Sánchez

La comparación entre las estrategias italiana y española refleja dos modelos opuestos dentro del seno europeo:

Meloni (Italia)Sánchez (España)
Interlocución claveEEUU (Trump)Marruecos / China
Postura sobre alianzasDefensa OTAN; equilibrio UE-EEUUAlineamiento con intereses marroquíes/chinos
Política migratoriaRestrictiva; crítica al modelo europeo actualBasada en acuerdos bilaterales con Marruecos
Relación con autócratasDistancia retórica; cautela ante Rusia/ChinaAcercamiento pragmático a Marruecos y China
Recepción UEAplaudida como voz europea ante TrumpCriticada por distanciarse del consenso comunitario

Mientras que Meloni se posiciona como representante europea frente a Washington —buscando influir en temas estratégicos globales como defensa o comercio—, España prefiere consolidar una red bilateralista orientada al sur y este, aunque ello implique asumir costes reputacionales dentro del marco comunitario.

El trasfondo geopolítico: Europa sin brújula común

El contexto global obliga a los gobiernos europeos a tomar posiciones claras ante desafíos sistémicos:

  • El regreso de Trump obliga a redefinir estrategias transatlánticas: ¿debe Europa apostar por una sola voz o permitir interlocuciones paralelas?
  • El ascenso global chino condiciona cualquier política exterior nacional; España busca espacio propio pero corre riesgo de aislamiento dentro del bloque occidental.
  • El conflicto irresuelto del Sáhara Occidental sigue siendo un punto crítico que evidencia las contradicciones entre intereses económicos inmediatos y compromisos históricos con los derechos humanos.

En paralelo, Marruecos aprovecha hábilmente estas divisiones internas europeas para consolidar sus posiciones sobre el Sáhara —buscando reconocimientos formales e informales— apoyándose tanto en Estados Unidos como en socios europeos estratégicos como España o Francia.

Perspectivas: ¿hacia dónde evoluciona la política exterior española?

La actual coyuntura augura más tensión que consenso:

  • La apuesta española por Marruecos parece firme e irreversible mientras se mantenga el actual equipo gubernamental.
  • Las críticas internas (coalición progresista) e internacionales (UE) podrían intensificarse si no se clarifican los límites éticos del nuevo pragmatismo diplomático.
  • Italia aspira ahora a convertirse en referente europeo ante Estados Unidos —un rol históricamente reservado a Alemania o Francia— consolidando así la fragmentación estratégica dentro de la UE.

En resumen, el pulso Meloni-Sánchez no solo define dos estilos diplomáticos antagónicos; pone sobre la mesa una cuestión esencial para Europa: ¿puede sobrevivir sin estrategia común frente a actores globales cada vez más asertivos? Hoy, viernes 18 de abril de 2025, los acontecimientos demuestran que esa pregunta está lejos de resolverse.

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