Un enigma.
Pero lo cierto es que el misterioso personaje lo paga todo. Hasta el último céntimo.
El fallecimiento del papa Francisco ha sacudido a millones de fieles en todo el mundo.
Este sábado, 26 de abril de 2025, la Plaza de San Pedro se prepara para acoger a más de 200.000 personas y 170 delegaciones internacionales, entre las que se encuentran jefes de Estado y figuras políticas, en uno de los funerales más multitudinarios y costosos jamás celebrados en el Vaticano.
Sin embargo, el foco mediático no solo está puesto en la magnitud del evento, sino también en un detalle intrigante: un mecenas anónimo se ha ofrecido a cubrir los gastos del funeral y de la tumba del pontífice.
La noticia ha generado una oleada de especulaciones y preguntas: ¿quién es este benefactor?
¿Por qué ha decidido asumir semejante responsabilidad económica?
Y, sobre todo, ¿qué dice esto sobre el legado del Papa argentino, que siempre abogó por la sencillez y la humildad?
¿Cuánto cuesta realmente despedir a un Papa?
Pese a los deseos expresos de Francisco de evitar todo lujo innecesario —plasmados en su testamento y en las reformas introducidas meses antes de su muerte—, la logística para despedir a un líder espiritual de tal talla implica cifras millonarias.
Los cálculos más recientes sitúan el coste del funeral por encima de los tres millones de euros, una cantidad que puede incrementarse fácilmente debido a las medidas extraordinarias de seguridad y al despliegue técnico necesario para garantizar el acceso global al acto.
Los puntos clave del gasto incluyen:
- Acondicionamiento de la Plaza de San Pedro: montaje de pantallas gigantes, sistemas de sonido y retransmisión internacional.
- Dispositivo de seguridad: más de 800.000 euros solo para proteger la zona ante la llegada masiva de fieles y personalidades.
- Protocolo litúrgico: organización y desarrollo del rito simplificado según las indicaciones del propio Papa.
- Transporte y alojamiento: gestión logística para los dignatarios invitados y el equipo vaticano.
A diferencia de funerales papales anteriores, como el de Juan Pablo II (estimado en unos siete millones de euros), el último adiós a Francisco reduce el gasto gracias a decisiones como emplear un único féretro de madera revestido en zinc —en vez de los tradicionales tres ataúdes— y elegir como lugar de descanso la basílica romana de Santa María la Mayor, fuera incluso del propio Vaticano.
El perfil del benefactor: anonimato y especulación
El nombre del misterioso mecenas sigue sin desvelarse. Medios italianos han confirmado que este benefactor anónimo ha donado una suma millonaria específicamente para costear los gastos funerarios y garantizar la financiación total del lugar donde reposarán los restos del Papa. La gestión económica ha quedado en manos del arcipreste coadjutor de la basílica papal de Santa María la Mayor, Rolandas Macricas, lo que añade una capa más al halo de discreción que rodea al asunto.
Las especulaciones sobre su identidad van desde grandes empresarios vinculados históricamente a obras benéficas hasta miembros discretos pero influyentes dentro o fuera del entorno eclesiástico. Lo cierto es que su decisión ha evitado que el Vaticano tenga que recurrir directamente a sus fondos para sufragar uno de los eventos más seguidos por los medios internacionales este año.
Reformas papales e impacto simbólico
El gesto coincide con una serie de reformas impulsadas por Francisco para dotar al funeral papal de un carácter menos ostentoso y más centrado en lo espiritual. Estas medidas, lejos de restar solemnidad al acto, han contribuido a reforzar su mensaje: el verdadero legado está en las acciones, no en el boato. Las instrucciones para una posible inhumación fuera del Vaticano han sido interpretadas como un último acto de humildad por parte del Pontífice.
Aun así, la repercusión mediática, el flujo turístico hacia Roma —con hoteles disparando precios hasta los 2.500 euros por noche— y la movilización civil (más de 3.000 voluntarios solo para Protección Civil) demuestran que incluso una despedida “sencilla” puede convertirse en fenómeno global cuando se trata del líder católico más influyente del siglo XXI.
El legado económico y social
El hecho insólito —que un benefactor asuma el coste íntegro— no solo aligera las arcas vaticanas sino que lanza un potente mensaje sobre filantropía, anonimato y respeto por los deseos finales del Papa. Mientras tanto, Roma vive horas frenéticas entre preparativos logísticos, medidas antiterroristas (incluidas bazucas antidrones) y un clima inusualmente benigno para esta época.
En definitiva, el funeral del Papa Francisco no solo será recordado por su austeridad o su afluencia masiva, sino también por el misterio aún sin resolver sobre quién ha decidido rendirle homenaje con un gesto tan generoso como discreto. Un capítulo más en una vida marcada siempre por lo inesperado.