Hay que poner pie en pared.
Ha llegado el momento en que la oposición, singularmente ese PP tan proclive al cambalache y tan asustado siempre ante lo que puedan decir o escribir los periodistas de la ‘Brunete Pedrete’, vaya al choque.
Ni sentido de Estado, ni puñetas. A por Sánchez, duro y a la cabeza.
Porque si no lo hacen Feijóo y los populares, ni ganarán siquiera las próximas elecciones.
Tenemos en La Moncloa, presidiendo el Consejo de Ministros, a un tipo capaz de aliarse con el Ku Klux Klan, de cambiar la ley para exonerar a Jack el Destripador o de nombrar al etarra Txapote alto representante en la ONU de derechos humanos, si necesita sus votos para mantenerse en el cargo.
Y no sólo es eso. Si echas un vistazo a la España de Sánchez, te salen como hongos putas, comisiones ilegales, marisquerías, bolsas de dinero negro, chalets por el papo, pisos guarros, enchufes y corrupciones.
No contento con ceder las competencias migratorias en Cataluña a un partido antiespañol y xenófobo, el marido de Begoña perpetró ayer la iniquidad de dejarle a Junts decidir cómo se reparten en España los 5.000 ‘menas’ apelotonados ahora en Canarias y Ceuta.
Y los separatistas ya han decidido: recibirán a 20 en Barcelona y mandarán 720 a Madrid.
Es de coña que el Gobierno y los partidos que tenido el ‘efecto llamada’ como única política migratoria, alentando el negocio de los traficantes de carne humana y disparando las muertes en el mar, intenten compinchados con los socialistas imponernos ‘cuotas’ a los españoles comunes y corrientes.
El remate a la nueva fechoría es acusar a Isabel Díaz Ayuso de insolidaria y etiquetar de ‘racista’ el razonable acuerdo entre el PP y VOX en la Comunidad Valenciana; mientras se besa el culo de Puigdemont, una vez más, a cambio de 7 de votos en el Congreso.
El que quiera tragar que trague, pero si al PP le resta una pizca de sentido común, lo normal, lo sensato, lo decente, lo honorable, lo patriótico sería decir ‘NO’ y empezar a proclamar que donde deben estar todos esos ‘niños’ que nos quieren encasquetar Sánchez y sus compinches es con sus padres en Marruecos.