Me veo en la obligación de advertirles que no soy neutral en este asunto.
Ni siquiera objetivo, porque tengo tantas ganas de que Sánchez salga escopetado de La Moncloa, que se me nubla el entendimiento.
Cierto que el marido de Begoña se agarra al cargo como guacamayo a la percha y que ha dejado clara su intención de seguir gobernando por decreto ley, sin presupuestos, saltándose a la torera procedimientos, leyes y reglamentos, pero tiene complicado mantenerse sin mayoría parlamentaria.
Sobre todo con la que está cayendo en los juzgados y viendo como se deteriora su imagen hasta en el despacho de Ursula von der Leyen, su protectora en la Unión Europea.
Abascal es de la tesis de que Sánchez es capaz de cualquier cosa, pero que lo de convocar democráticamente a las urnas, para que se pronuncie el pueblo español, ni se le pasa por la cabeza.
Feijóo da por hecho el cambio de ciclo y reitera como una letanía que esta legislatura no da más de sí, pero se limita a pedir a los populares que estén a la ‘ofensiva’, asumiendo de facto que no tendremos comicios antes de 2027.
Y sin embargo se acumulan los indicios.
Como suele decir el gran Miquel Giménez, pocas cosas hay más precisas que un periodista apesebrado, para barruntar en que dirección sopla el viento político y aunque entraña un sacrificio, basta tragarse unas cuantas tertulias para concluir que los zelotes sanchistas están recogiendo velas.
El bloque de ‘opinión sincronizada’ empieza a agrietarse. La insubordinación del Grupo PRISA, aunque todavía no ha tenido reflejo en la propaganda ‘woke’ que difunden al alimón Cadena SER y El País, es un detalle.
Otro es el leve cambio que se percibe Telecinco y Antena 3.
La debilidad política del amo del PSOE es flagrante. No sólo depende de los golpistas de Junts y de los proetarras de Bildu.
Ahora está también en manos de Podemos.
Basta que un día de estos se le crucen los cables a Puigdemont, a Otegi o incluso al zarrapastroso Pablo Iglesias y todo el tinglado santa por lo aires.
Eso o que los jueces den un paso más, planten cara desde el Tribunal Supremo a Cándido Conde-Pumpido o que los guardias civiles de la UCO saquen a la luz lo que todos sospechamos sobre el Nº-1.
